Capitulo 96
Cual fue nuestra sorpresa al ver a una chica parada en el umbral, una chica que no veíamos desde hace muchísimo tiempo. Nuestras facciones se destensaron y por lo menos yo, la miré feliz.
*
— ¡Fiestaaaaaa! — exclamó Joe con tanta euforia. En un segundo ya estaba abrazando a la persona debajo del umbral.
— ¿Qué les pasa? ¿Están dementes? — ésta dijo en tono sereno. Por otra parte, su mirada mostraba molestia, angustia.
— ¡Qué sorpresa! — volvió Joe con entusiasmo. Ella llevo sus manos a la altura de su cintura.
— Hola… — agregué tímido. De repente se escuchó la fricción constante de uno de sus tacones contra el piso.
— ¿Aja…? ¿Qué pretenden? — nos miró a ambos, luego posó su mirada fría en mí — es decir… ¿Qué pretendes, Nicholas Jerry? — puse los ojos en blanco al escuchar mi nombre.
— ¿Qué hice? — pregunté inocente. Tomó el cuello de mi camisa con brusquedad, atrayéndome a su cuerpo.
— Stace, ¿estás bien? — me preocupe. Nuestra prima recapacitó y dejó de tomarme de la camisa.
— ¡Tú... No… — sus ojos mostraban su molestia. Cuando estaba a punto de reclamarme. La interrumpió él, Kevin.
— Hermanos, ¿llegaron los chicos? — se detuvo de inmediato, al verla. Y ambos quedaron sin palabras, no decían nada.
— Yo me voy — habló Joe. Yo lo secundé.
— También.
— ¡No! — reaccionó. ¿cómo? — ¡no irás! Debo hablar contigo. — me detuve. Ella había lanzado sus palabras al aire, Kevin la seguía mirando, lo cual ella imitaba.
— Hola, Stacy — al fin saludó. Aproveché para esconderme.
Mi habitación era la zona más tranquila en toda la casa, no por siempre, claro está. Pero, con la fiesta que organizaron mis hermanos, estoy muy seguro que sí. Me recosté en mi cama, miré un segundo al techo… luego, la casa de alado. Vaya, Cuantos meses habían pasado desde que ______* se fue de mi lado, cada día que pasa la extraño más, el no encontrarla era tan difícil, era como si la tierra se la hubiese tragado. No, eso no podía suceder… yo se que está en algún lugar, un bello sitio en donde ella pueda ser feliz.
~Nicholas Jerry seguía manteniendo la esperanza, no perdía la ilusión de que alguno de estos días, ______* apareciera y pudiera decirlo lo arrepentido que estaba de todo el daño que le había causado. La decisión la había tomado meses atrás, pensando en que si no lo hacía jamás volvería a tenerla con él, y claro que, esto era correcto. ______* no caería en un juego más de éste, para ella, todas las cosas lindas de su parte habían quedado atrás, enterradas, en una caja de cartón en su casa de California. Sin utilidad alguna, todo esto tenía un fin y era olvidar, dejando atrás cualquier cosa entregada por él.
Una de esas tardes, el día que los hermanos; Kevin y Joseph organizaron una ‘reunión’ en su espaciosa casa. Nicholas recibió varios mensajes de…
— ¿Amanda? — se preguntó él mismo. Al leer el remitente del mensaje.
El chico no tenía nada que ver en la vida de Amanda, aunque ella insistía nuevamente. Desde que en el colegio no se le veía a _______* cerca, ella y su tan ahora inseparable amiga Bárbara volvieron a fastidiarlo. Aunque Amy lo hacía más que nunca, siendo tan francos, Bárbara ya había pasado por esto, jamás tuvo oportunidad. Menos mal que Jessica por fin había podido alejarse de sus malvados planes, lanzaron el grito de regocijo el día que dejo de ser su sombra.
“Nicky…¿recuerdas cuando te llamaba asi? Pues si no… lo estaré diciendo constantemente. Espero verte hoy, supongo que estaras en tu fiesta, ¿no es asi? Esperare ansiosa el momento de llegar y probar esos rojos y deliciosos labios que posees.
Preparate.
XO, Amy.”
Terminó de leer el provocador y tan vulgar mensaje de una hueca. Pasó esto, el sonido de la puerta apareció unas cinco veces antes de que Krystel entrara.
— Nick, debes escuchar esto. Rápido — el chico levantó medio cuerpo.
— ¿qué?
— Que ya no puedo! Tú simplemente te preocupas por tus cosas y a mi me abandonas — explotó. Nick reaccionó normal — ¿Qué me dices del día que me llamaste antipática? ¿crees que eso es lindo?
— Eem, Krystel. No lo es, pero en eso te convertiste. Me doy cuenta de que lo único que querías era la fama de los Jonas Brothers, no mi amistad.
— Pues, pues… — se descontroló — ¡Estás en lo correcto! No me interesa su amistad, ¿para que la quiero? ¿eso me hace ganar dinero? Baag, ya me voy… encontré a un chico que si puede darme todo lo que busco, lo que tu no me diste… — lo miró con desprecio.
— Bien, ¿Qué esperas para irte? — se levantó. Esa noticia lo alegraba bastante, ya no tenía a una chica que lo molestara todo el tiempo. Descansaba de ella. Abrió la puerta, hizo un ademán para que saliera. — hasta luego.
— ¡Aghh! — dejó caer sus manos con los puños cerrados, en el aire. Salió diciendo por último — te odio.
~ _______*
Los primeros días fueron los más difíciles. Extrañaba tanto California, me ponía muy nostálgica. Mi padre no lograba hacerme sentir tan bien como él o yo quisiéramos, al menos comenzó a intentarlo. Eso es lo que cuenta.
Pase la mayor parte de las primeras semanas tratando de mentalizarme viendo las cosas de una forma positiva, saber que hacer cuando alguien intentara saludar, y no tuviera que ser mala. En pocas palabras, intentaba idear ideas para encajar en este lugar. En casa estoy todo el día sola, mi padre trabaja todo el día y muy poco tiempo lo veo. La pasó sola la mayor parte del tiempo, necesito hacer amigos, poder pasar un rato como una chica normal. Tenía la esperanza de que algún cercano día pasara eso, tener amigos, sonreír. Jamás paso, al menos no en cuatro o cinco meses, todo empezaba a preocuparme… ¿tengo aspecto de chica mala? No, ¿verdad? Entonces… ¿Qué le sucede al mundo?
En California empezaban a cambiar las cosas, lo cotidiano se volvía día a día menos repetitivo. La escuela a la que asistió _______* los últimos dos años, comenzaba a inundarse de raperos y Nerds dueños de la popularidad, era extraño. ¿Cuándo veías a un ‘nerd’ popular? Esa parte, la más odiada por Amanda, la líder de las huecas, reina de la mayoría de los bailes escolares, sin duda, casi dueña del aparcamiento. Detestaba tener que sonreírles a los que algún día pisoteo, humilló y dejó aún lado, ahora el mundo no giraba en torno a ella, en este lado las cosas se habían puesto al revés, ya no tenía más que pedir, incluso perdió a una de sus seguidoras, Jessica. ¿Qué sucedió con ella?
Recapacitar, esa es la palabra exacta, por esa decisión es que su vida cambiara, volverá a tener el sentido de antes. Lo más importante.
Dos meses después….
Jessica tenía tantas ganas de recuperar a sus viejas amigas. Triste y cruel realidad, se dio cuenta de que no tenía ninguna. Amanda, junto con Bárbara no lo eran, y ella lo sabia a la perfección, lo único que le quedaba era ______*, lastima que ella ya no este. Demasiado tarde para querer rehacer su amistad, cuando están tan lejos, o tal vez no.
Los días pasaron con la rapidez exacta y normal, para Nick las cosas cambiaban, un día era como una dura semana que terminaba tardíamente. De todas las personas que esperaban por _____*, él era el que más sufría. Él mismo, incluso llego a pensar que, sacando su disco como solista podría satisfacerse, dejar el dolor de lado y probar cosas nuevas. En este mundo nada es imposible, aunque al parecer, la vida se está volviendo un reto para Nicholas, para su futuro como integrante de los Jonas Brothers. Necesita espacio, tiempo, arreglar sus ideas para que comprenda que debe hacer, y todo esto es más difícil cuando sus hermanos no lo apoyan mucho. ¿Por qué? ¿No confiaban más en él? Si esto era así, lástima. El chico era lo suficiente maduro como para cometer de nuevo un error tan grande. Nadie puede comprender lo que Nick J, siente… incluso nadie sabe lo que Nicholas lleva marcado en el alma.
— Bro, ¿no vas a bajar? — Joe me miró de pies a cabeza. Largó una risa para después gritar— ¡la fiesta está increíble!
— No… — respondí frío. Con la vista en mi libro.
— ¿por? — se acercó con la intención de arrebatármelo. Antes de que lo hiciera lo guardé. — ¿no estas de buen humor?
— Joe. No, no lo estoy — plenamente lo ignoraba. Saqué mi guitarra y comencé a tocar.
— Wow, y eso? — me di cuenta de su impresión debido a la nueva melodía que los acordes producían.
— ¿No estás escuchando? — sin apartar la vista de mi adorada guitarra, respondí cortante.
— Uy, deberías comprarte un humor. ____* tenía razón. — sentí que apuñalaban mi corazón, al escuchar esas palabras.
— ¿______*? ¿acaso hablas con ella? — Mi hermano se sobresaltó. Yo estaba siendo muy duro, lo miraba de una forma tan fría. Y es que si hablaba con ella, por que no me lo decía?
— No hablo con ella, tranquilo — Se esforzó por tranquilizarme, no lo logró.
— Como quieras, ¿puedes irte? — pedí nuevamente, con la misma frialdad — tus fiestas me ponen al borde de los nervios!
— Hey! ¿Qué te quejas? Solo hacemos una por semana — a pesar de mi mal humor, el siguió con el suyo, tan característico de él. — además, tus problemas con ______* terminaron, ella jamás volverá.
¿Mi mente no captaba los mensajes de Joe o distorsionaba cada palabra que saliera de su boca?
Fue tanta mi preocupación que ese momento salí corriendo de la casa. Llamé a la puerta de la casa de alado desesperadamente. Me atendió Patrick, el hermano de ______*
— ¿Qué quieres aquí, famosito? — despectó. Me miró feo. No me importo eso, para nada.
— Patrick, se que nunca nos hemos llevado muy bien pero… — dije. Al instante me interrumpió.
— ¿Ahora qué? ¿vienes a hacerte mi amigo? No tengo tiempo — trató de cerrar la puerta. Lo impedí, por suerte.
— NO! lo unico que quiero es la dirección de ______*. Por favor. — me contempló un rato, atonito.
— ¡Nunca! ¿escuchaste? No le harás más daño!
— No me entiendes, jamás regresará y quiero que sepa lo que siento por ella — rogué. Supliqué. Hice de todo en ese momento.
— No te la voy a dar. Además no la tengo, estás equivocado. ¿Por qué no la buscas en el directorio? — bromeó. Sostenía la puerta con fuerza, la quería cerrar y yo no lo dejaba.
— Ella no tiene edad para estar en el directorio. Patrick, es algo que debo hacer ahora… dame la dirección de tu hermana, por favor.
— Ya te dije que no, Jonas. ¿Entiendes esa parte? Si es así, vete. Ya hiciste mucho daño. ¿no te bastó? — esta vez me ganó. Cerró la puerta en mis narices. Me sentí culpable, más que eso… un completo cobarde. Desearia tener a ________* aqui.
