Capitulo 74
– ¿Krystel? – Pregunté impactado, a la chica de espaldas – ¿Eres…?
– OH – se volteó enseguida – Claro, vine a platicar con Kevin.
– Si, hermano – completó él, perfecto y sumiso – platicábamos únicamente.
– Está bien, no venía a eso – hice una mueca y pase una mano sobre mi cabello – Mamá me envió, dice que iremos a comer fuera. Y les estoy avisando, ¿Podrían apurarse?
– Ok, ya vamos – respondieron al unísono – Gracias.
Salí de aquel lugar, algo me estaba resultando extraño.
¿Kevin & Krystel? No eran celos, simplemente todo eso era raro.
En pocos minutos todos estábamos reunidos en el living, Iba a conducir pero, el puesto estaba cedido a Kevin.
Mamá pidió unos minutos para convencer a mi padre, Frankie iría por sus juguetes. Mientras tanto, Krys & yo iríamos al auto a esperar.
Nos sentamos en la parte trasera de la camioneta, no dije nada, mucho menos ella. Miraba y esperaba a que salieran todos, allí venía Joe, concentrado en su Iphone. Recordé que el mío lo había dejado a la vista de Frankie.
Salí de allí, sin decir nada.
– Nick, ¿A dónde vas? – gritó mi amiga – ¿No irás?
– Si, ya vengo – alcancé a gritar…
– ¡Lista! – exclamé desde la punta de las escaleras – ¿Estás listo tontin?
– Umm, AJA – expresó con molestia.
– Mamá, – hice una mueca – no es necesario que él vaya conmigo…
– Lo es – fulminó a Pat con la mirada – y tú, no dirás nada. Por que si me entero…
– Ok mamá. – se rindió – ______* iré por mi camiseta.
– Está bien, yo te espero afuera.
Le dije adiós a mi madre. Alcancé el abrigo y me lo puse, de inmediato abrí la puerta, algo salió rodando. Era el balón de mi hermano, traté de sostenerlo con un pie, sin embargo fue en balde, Corrí sin despegar la vista de él, entre más corría más lejos se iba.
Y la esperanza de tenerlo devuelta en mis manos se desvaneció cuando por una extraña razón me topé con algo o alguien y caí al suelo.
– Auchh! – me quejé. Sobé mi brazo izquierdo, por inercia – ¡Como duele!
– Agh! – la otra persona, dio un leve quejido. La entonación se me hacía extremadamente conocida.
Permanecí sentada, deje mi brazo caer de nuevo, y levanté la vista solo para saber quien era mi compañera o compañero de dolor. Fue lo más intenso, lo más rabiante, en este día.
Estaba soñando, ¿Era una pesadilla? En el fondo sabía que sí, y eso era lo que quería.
El me miro al fin, su expresión era de sorpresa. Al parecer, no esperaba que fuese yo. Y yo no pude hacer nada, solo lo miraba.
Vale, que me perdí en sus profundos y hermosos ojos.
El encantador príncipe me regalo una de sus hermosas sonrisas que lo caracterizan. De mi boca no salía ni una sola palabra, mucho menos de la suya. Pero, seguíamos ahí, ambos mirándonos fijamente, eso no me hacía perder la fe, la esperanza de decir algo y nuestro problema se arreglara.
Se acomodó, se hincó y hasta llegar a mí tomó una de mis manos como solía hacerlo anteriormente. Me sonrojé, lo único que deseaba ahora era no estar sentada con medio cuerpo adolorido. De todos modos, no importaba tanto…
Cada que se acercaba, podía percibir su agradable aroma muy cerca de mi piel, era como si rozara con las yemas de mis dedos cada rincón de ella, sin dejar alguno sin obtener tacto con estos.
Por desidia cerré los ojos, pero aún así, sin verlo... sentía mi corazón palpitar a mil por hora, sentía mil pulsaciones a la máxima, como si fuera a explotar... como el amor que un día logre ver en él.
El se levantó, quedé sola, pero rápidamente extendió una de sus perfectas manos blancas. La tomé, fue un apoyo para lograr quedar a su nivel.
Sin nada más por hacer o decir, fue acercando su rostro con él mío. Apreciaba su respiración sobre mis labios, era agitada y estremecedora, el siguió con ese maldito juego, y ¿Cómo oponerme? Si lo amaba tanto, ¿Cómo hacer eso? Si extrañaba cada tacto suyo con mi piel…
Posó una de sus manos en mi cintura, subía y bajaba discontinuamente, yo solo sentía mi cuerpo y cara arder, estaba enrojecida de la vergüenza, de la desdicha que las ganas de besarlo me hacían tener.
Era un juego de dos, en el que yo iba perdiendo o simplemente no sabía las reglas del juego.
Opté por otra cosa, dejarlo a él y cuando estuviera ‘lista’ tirarme a jugar. Retornaba con sus manos en mi cintura y por ciertas zonas de mi espalda, persiguió mi boca hasta tenerla totalmente disponible para él, no dejó de propiciar leves caricias ni por un solo segundo. Ahora lo sentía más cerca, ya venía… Mordí mi labio inferior con ligereza, rodeé su cuello con mis dos brazos, proporcionaba leves masajes a su nuca. Su fina y bella cara me tenía hipnotizada al igual que sus espléndidos ojos.
Unió su fisonomía a la mía, musitó unas palabras antes de hacer suyos, mis labios.